NOCHE DE CONTRATO


El micrófono a un lado ha dejado, y entre el público a un sujeto ha mirado. Vestido de traje gris y sombrero alargado, luego la orquesta se ha paralizado cuando ve al cantante bajando del escenario, con la mirada perdida en el que se ha fijado; en el minuto ocho la canción no había finalizado pero algunos afirmaron en reversa haberla escuchado, mientras una bruma mantenía el ambiente congelado.

-Dos opciones. Un pacto ya te he mostrado, en un contrato que te lleva a todos lados: mujeres, riquezas y ese disco platino anhelado.

El cantante se persigna y se hace a un lado pero sostiene con fuerza el papel en su mano. El público comenta “¿Se está vendiendo al diablo?”. Y llega a la mente del solista de su padre el retrato, quien yace en un hospital a la espera de un milagro. El señor de traje gris se ha presentado: Señor Negocios aquí presente, mi artista consumado. Quiera Dios del cantante el haberle perdonado y, en su decisión (la cual ya se ha trazado) que su vida mejore y su contrato no sea en vano. Gabriel Ramón Zavaleta, salsero nacido en los barrios bajos, maestro del verso y compositor apasionado, esa noche en el casino ante la multitud de emocionados ha firmado un contrato, enigmático y arcano, no para lujos ni mujeres si no para que su padre sea curado ¿Quién era aquel negociante no anunciado? Pues muchos aseguran que era el mismo Satán en corbata y saco.

David Scandela 🇻🇪

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