LA LLORONA AQUÍ NO LLORA; PUES NO HAY NIÑOS QUE LLORAR.
Don Darío es un hombre que vive en una selva, solo, o tal vez no tan solo. Dice que hace un rato escuchó el llanto, nombrando a sus hijos; pero, desde hace un rato, sonriendo dice:
-Puede que la señora se haya ido de vacaciones y haya olvidado el camino.
-Jejeje...
-Aunque lo estoy pensando -Dice don Darío.
-¡No creo que venga por estos lugares!
-¿Por qué? -Pregunta Santi.
-Porque con la guerra que se vivió durante muchos años en estos territorios ya no tiene ni niños para que La Llorona les llore, les susurre y hasta gente para asustarse. Estamos en absoluta soledad.
Santi, se sentó a distancia y observó cómo el rostro de don Darío reflejaba cansancio, como el de aquellos infantes de marina durante las guerras colombo-peruanas, allá por los años 30, cuando partían de la ciudad de Florencia hacia el Amazonas y los restantes puntos que les quedaban por recorrer. Librar una pelea con soldados del país vecino.
Mientras tanto, exclamó el señor Darío.
-¿Cuándo volverá el llorón? ¡Aunque sea, que me acompañe en esta soledad!
Y así, era el andar de aquel anciano que esperaba que la Llorona llegara a su casa, aunque fuera para asustarlo y así él mismo no se sentiría solo.
Don Darío, murió esperando a aquella señora loca y tal vez, fuese cierto, que no llegó por esos caminos, porque no había almas de niños que llorar o buscar. Quizás era el señor Darío quien buscaba al llorón... para compensar su soledad.
Franklin Aristizábal Yustes 🇨🇴
Participante de la 1ª Exposición Internacional 2024 de “Aventuras de Papel”.
Segundo Premio en Narrativa.
Gracias por la oportunidad. Cordialmente, Franklin Aristizabal Yustes.
ResponderBorrarAl contrario Frank. A ti por ser parte.
BorrarWaooo que narración tan profunda, hace que el imaginario se traslade a cada palabra y se pueda vivir el diálogo entre don Dario y Santi. Increíble
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