LA RECOMPENSA

¡Qué emocionante! Lo vi, exclamó mi hermano. Mi cuerpo se estremeció, una sensación de felicidad se apoderó de mí. Era un momento tan esperado que apenas lo creía. Llevaba meses esperando noticias, buscando desesperado y nada. Si en verdad era él, quizás no se acordaba de los momentos vividos antes de su partida. Ese temor permanecía en mi mente, junto a nuestras vivencias. Iba a bajar la escalera, pero no hizo falta, al abrir la puerta me esperaba en la terraza. Sí, es Tobby grité. Se acercó moviendo la cola, su rostro sonreía y con su mirada parecía decirme todo lo que sentía. A través de sus ojos vi una hermosa película; con el final más bonito que alguien pueda imaginar. Mi perrito Tobby está feliz, está a salvo y nunca más nos vamos a separar. Aquel compañero desinteresadamente lo trajo a mí y según él, recibió la recompensa por la que venía: la palabra gracias y mi alegría. 

Kevin Muñoz Gómez (14 años),
La Habana,
Cuba.

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