CORAZONLANDIA
Aquella
noche fría todos estaban desconsolados. Tanto llanto daba
escalofríos. La búsqueda era intensa, había que encontrarlo. El
tiempo se agotaba. La gran multitud crecía cada vez más, ellos
seguían a la mujer que iba al frente. Un destello de luz los guío
hacia el destino correcto. Ahí estaban el Bien y el Mal, tirando
fuerte de aquel corazón que comenzaba a perder fuerzas en sus
latidos, perdía color, esparcía sentimientos que volaban como hojas
secas por el aire pesado que se respiraba, derramaba sangre, temblaba
ante la Muerte. La señora que iba al frente se acercó a él
valientemente, lo tomó en sus manos y lo puso en su lugar. Hubo
silencio. Gritó palabrotas feas el Mal. El Bien saltó de alegría.
La Vida observaba satisfecha. Un niño comenzó a respirar. El
corazón blindado, succionó la mala energía del ambiente, la
purificó y transformó. Ahora radica en Corazonlandia, un sitio
famoso que hay que visitar al menos una vez al año para
descontaminarse, esto de acuerdo con las nuevas leyes mundiales ¿Qué
sucede? Pregunté. Lo mismo que hace una década en esta misma fecha:
Hoy es Halloween; respondieron a coro los apresurados que se
dirigían al Oeste, lugar sorprendente y misterioso donde siempre se
oye como si fuera una música de fondo, una risa malvada y tenebrosa
que retumba.
Kevin Muñoz Gómez,
15 años,
La Habana,
Cuba.
Ilustración:
Web.
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