VALDRÁ LA PENA ESPERARTE

En el silencio de esta noche helada e incierta, mi conciencia trata de decidir si es bueno seguir por un camino hacia una alegría efímera o un penoso y eterno trayecto hasta un dolor profundo y verdades que me ponen triste. El café bonaerense me hace tanta falta, me sentía algo relajado mientras a sorbos delicados lo saboreaba, mientras un saxofonista interpretaba algo de Louis Amstrong, pero esos son placeres momentaneos. Aún no entiendo porque dejaste la puerta abierta de tu casa con una nota que decía: "tal vez algún día, mi corazón y tu alma se amen otra vez  y comience el monótono juego de querernos infinitamente, el cuál se me pasa de ser algo fugazmente romántico y no puedo mantener eso, todo mi ser es de arena, se desmorona al primer contacto y en este caso, se derrumba con el agua salada de mis lágrimas, semejante a la del mar inmenso de este mundo".
Que más da, a pesar de las letras intrigantes y afectuosamente incomprensibles de tu carta, seré un pibe olvidadizo cada vez que escuche algo malo.
Si piensas volver, te esperaré al final del paraíso, no de este mundo terrenal, sino en un mundo lleno de realismo mágico que pediré a Dios de regalo.
José Alexander González Quizhpe, Ecuador.

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