Don Darío es un hombre que vive en una selva, solo, o tal vez no tan solo. Dice que hace un rato escuchó el llanto, nombrando a sus hijos; pero, desde hace un rato, sonriendo dice: -Puede que la señora se haya ido de vacaciones y haya olvidado el camino. -Jejeje... -Aunque lo estoy pensando -D ice don Darío. -¡No creo que venga por estos lugares! -¿Por qué? -Pregunta Santi. -Porque con la guerra que se vivió durante muchos años en estos territorios ya no tiene ni niños para que La Llorona les llore, les susurre y hasta gente para asustarse. Estamos en absoluta soledad. Santi, se sentó a distancia y observó cómo el rostro de don Darío reflejaba cansancio, como el de aquellos infantes de marina durante las guerras colombo-peruanas, allá por los años 30, cuando partían de la ciudad de Florencia hacia el Amazonas y los restantes puntos que les quedaban por recorrer. Librar una pelea con soldados del país vecino. Mientras tanto, exclamó el señor Darío. -¿Cuándo volverá el llorón? ¡A
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