Recorro cada centímetro de tu cuerpo y es como explorar una tierra virgen, una que jamás ha sido pisada por algún ser en la tierra. Recorriendo cada parte de tu anatomía descubrí la ansiedad de querer ser descubierto. Nervioso por el primer encuentro... vertiginosa su situación emocional, propensa a cualquier estímulo que solo yo podía provocar, ansioso por el momento de encontrarse conmigo. Una disposición de ambos era lo que faltaba para iniciar el acto de hacerte mío o hacerme tuya. Por primera vez nos tuvimos, sin sentir miedo. Solo, el placer del momento, la delicadeza de nuestra ignorancia, el salvajismo de nuestras ganas. Era lo que hacía que aquello, inalcanzable para cualquiera, fuese accesible para nosotros. Eres mío, yo soy tuya. Muy lejos de la pasión, nos amamos, con profundidad y a profundidad (Nada personal). Génesis Sánchez Díaz, Ecuador.