SOMBRA Y LUZ

CAPITULO I: COMIENZO DE LO OSCURO

Como todos los años, no había nada, ni pavo, ni árbol, ni pesebre. Las girnaldas bien pudieran haber sido nuestros cuerpos famelicos por el hambre y la miseria que nos tocaba vivir diariamente.
Todos los años, me paraba en frente de la negra chimenea, creyendo ingenuamente que el buen San Nicolás bajaría por ahí, entre ceja y sueño, esperando tan ahnelada visita. Más trsite fue la verdad, al otro día, no había ni San Nicolás ni regalos asomaban. Me senté a llorar desconsoladamente, mientras veía a Abélard, con una sonrisa fulgurante, disfrutar de los regalos que su tío Jean le traía de Moscú. Yo, en cambio con bolsillos rotos y penas llenas, mugre por maquillaje, parches por ropa nueva y desgracia por felicidad.
El padre de Abélard, era un alto funcionario de su majestad, Napoleón lll. Ellos con sus lámparas de cristal. Yo, con mi mechero, alumbrado la humilde morada mía, sentado en la cama, mal nutrido. Mi madre, histerica, porque papá era un carbonero atareado. Él era un alcoholico compulsivo, machacaba nuestras cabezas cuando nos castigaba, y mi madre, entraba en un ring de palabrotas y golpes con él.
Francia, ante muchos ojos, podía ser un paraíso, una gran acción en la cual se podía invertir, un reino, un imperio poderoso, trajes a la moda, horas del té a las 5pm, salones ambientados con un hermoso vals, chicas hermosas, deslumbrantes. Pero, si miras bien algunas páginas ocultas, verás que hay gente que sufría, que se moría de hambre, niños huerfanos, gente barbuda pidiendo limosna. ¿Saben? A veces pienso que nuestra realidad, mi realidad y la de muchos era como la hoja que no se imprimó o redactó, cuando les tocaba hablar de nosotros, ya no podían escribir porque se les acababa la tinta de la verdad.
Caminaba por la calle, pateaba latas para no aburrime, ya no me importaba estar en casa sabiendo que las cosas no dejarían de ser las mismas...
-¿Tú también eres infeliz?
Giro para ver quien me habla y veo que es un hombre, con aspecto de actor de circo y mendigo a la vez.
-¿Por qué me lo preguntas?
-Creeme que tu aspecto en general, me dice mucho por lo que pasas o como eres.
Estando solo y sin nadie quien me prestara más atención y cariño por mi pobreza, decidí sentarme a su lado. Le oí cantar una frase en tagalo: "Aking kalungkutan ay tulad taglagas song, ang aking hirap accompanies ang tunog ng dahon bumabagsak mula sa puno". Por los quejidos que emitía al cantar me daba la sensación de que estuviera cantando con aires de pena y angustia.
Le pregunté: ¿Por qué te sientes triste, si a la gente diviertes con tus actuaciones? Él calló, lo noté frío. Al parecer, no quería revelarme el reflejo de su interior. Después, se levantó, sacudió su ropa y con una mirada perdida me dijo: Yo hago divertir a mucha gente, pero nadie me a hecho feliz a mí.
Sin darse cuenta, se le había caído una hojita de papel, quise avisarle, pero, métrica y matematicamente ya iba muy lejos y lo perdì de vista.
Como muchos de nosotros, la curiosidad rondó mis pensamientos, y me propuse ver que mensaje contenía. Desenvolví aquel papel y comtemplé una frase que estaba en un idioma que a mi parecer era malayo, lo sabía porque mi padre, me llevó en sus tantas aventuras en barco, hacia Kuala Lumpur. En el papel decía: "Bagi saya, seseorang itu gembira, jika seseorang yang mengajar anda untuk menjadi gembira", que traducido al idioma español significa: "Para mí, una persona es feliz, si alguien le enseña a ser feliz".
De pronto, en mi interior, surgió una fuerza, un calor reconfortante y en mi mente, la decisión de seguir al hombre que parecía sentirte igual que yo, o incluso mucho peor.
Comprendì en ese momento, que yo tenía mis problemas, familia disfuncional, pobreza que salía hasta por nuestros poros, pero en cualquier latitud geográfica había otra persona, otro ser humano en peor situación, alguien que no resistiría más la inconmensurable fuerza de la infelicidad.

CAPITULO 2: TRABAJO EN EL CIRCO

Amaneció y llegó el día, pero no dormí, pensando en aquel hombre cuya corteza emocional parecía buena, pero su fruto interior estaba totalmente podrido y ulcerado por los golpes que le había dado la vida.
Sentía que mis pasos no debían ir caminando por cualquier lado. Debía, entonces, darme a la tarea de buscar a aquel personaje, a aquel hombre y si había un lugar donde buscarlo era obviamente en el Circo de Mayo, el cual estaba entre la avenida 11 y el Parque del Obreo.
¿Circo de Mayo? Se debe su nombre a Anasztáz Bodrogi, un famoso payaso de Keszthely, Hungría, el cual en una noche de jergas y tragos discutió con un soldado real y este en respuesta, desenfundó su pistola y le disparó a mansalva, ceguándole la vida por completo. Los demás hombres que en su mayoría eran de clase baja tomaron represalia, en honor del famoso y humorístico personaje, del cual, años después, se llegó a saber que vivió su infancia en extrema pobreza, estos hechos sucedieron el 1 de mayo de 1850.

José Alexander González Quizhpe
Ecuador
18 años

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