CUANDO ME ENAMORÉ DE UNA SIRENA

Preciosa, divina, fascinante, así te describo yo, aquel bohemio marinero que por cada milla recorrida en barco escribe canciones o experiencias vividas. Un día 14 de febrero cuando me dirigía hacia las Bahamas, por distraerme pensando en los embelesos del viaje, caí al mar y de pronto me vino a la mente la típica idea de una muerte fatal, que la bruma marina borraría mi existir, cual fuese mi asombro que aún inhalaba vida y esperanza. Oía como las traviesas estrellitas de mar me cantaban, los corales, extrañamente brillaban con colores fosforescentes, pero de pronto, las pupilas inquietas de mis ojos fijaron, drasticamente, su mirada en un solo ser. Era un sirena, para mi la más hermosa criatura del mundo de la fantasía, ella me guiñó un ojo y yo con mis delirios y pasiones por desbordarse, me dejé llevar y caí en su encanto: Me tomó de la mano y bailamos, románticamente, un vals (Todo complementaba ese mágico momento) Me besó en la boca con sus labios de perla y nácar, mis manos palparon su excelente contextura lumbar escamosa... 
¡Ahh... mi sirena! Si vivo será un hermoso recuerdo lo que me lleve de ti, pero si muero será una muerte dulce y tranquila, porque descansaré y me reclinaré sobre tu amor, cubierto con una manta de caralolas y pececillos felices.

José Alexander González Quizhpe
Ecuador
18 años

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