MI CUADERNO AZUL

Empiezo esta carrera de manera inusual,

escucho a la voces ¿Cerraré mi corazón?

A llegado la hora de cruzar el Jordán,

pues para rendirme no hay razón.

Mi cuaderno azul,

corro por sus carreteras blancas,

las sombras cavaron su propio ataúd,

pues ya no hay razón para estar debajo del almud.

Ahora está el recuerdo de la oficina vacía,

¿Es necesario guardar palabras en el corazón?

En ese tiempo, ¿Donde mi mente yacía?

A este platillo le faltaba sazón.

Había creado un imperio de mentiras,

cómo brota la planta brotan las lágrimas,

el hombre de la ropa azul hoy habló de ti, homicida,

se acabó tu tiempo... hoy salgo de la crizalida.

El camino que llevo tiene ahora luz,

me ataste y me pusiste un bozal,

más me edifico del que está en el cielo azul,

¿Ahora huyes? Te veo bajo el zarzal.

Lo rozado de la piel y rojo del corazón,

hoy abro la celda que yo mismo me impuse.

Cómo polluelo hoy rompo el cascarón,

tu forma de moverte ya no me seduce.

El lápiz gira alrededor de estos palmos,

la vieja leche avinagrada es de tirarse,

danzo al escribir estos salmos,

no me extraña tu forma de airarte.

Caen los pétalos de la falsa flor, 

ahora el viejo, yo extinto, cual viejo baúl,

veo la meta del cuaderno azul.

Jeremías Fernández,

18 años,

Provincia de Corrientes,

Argentina.

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