VÍA
Que no te pese la angustia, que no te pese el dolor, que no sofoque el ardor de las lágrimas mustias. Que no te pese el camino, que no te cansen las piedras, que parecieran eternas y agotan fuertes suspiros. Que no te pesen tus pasos si has caminando rengo. Puede que el desierto muera en un par de brazos. Que no te pese el amor, si son juntos o aparte. No apagues el esplendor de lo que quiere salvarte. Que no te pesen las heridas, pues si el amor convulsiona: Nunca perder la memoria de que si hay dolor, hay vida. Victoria Rodríguez Argentina