COMO DOS ÁRBOLES EN MEDIO DEL DESIERTO

Somos como dos árboles
desatendidos, rechazados ante la vida, 
esperando una lluvia, una nube de amor. 

Nuestras raíces buscan en el suelo una hora de alegría 
y nuestra esperanza vuela buscando un corazón. 
Pero Dios es misericordioso y nos dio compañía, 
de estar juntos y ser uno los dos.

Te amo y eso me invade de sonrisa, 
le agradezco a mi Dios por tenerte corazón, 
aunque mis ojos estén cansados y tenga que verte partir algún día, 
fuiste mi amiga, mi compañera y mi ilusión.

Espero que mis raíces no hayan provocado una herejía, 
ni tampoco mis ramas golpearte al son de su voz. 
Me quedo tranquilo en medio del desierto, sabiendo que fuiste mía, 
que vivimos juntos en amor y sin temor.

Sin embargo el desierto quiere que seas tú la que haga la despedida. 
Esperaré en Dios y cantaré una canción, 
declarando que fuiste la muerte y la vida
y que eterno es y será este arrebolado amor.

Javier Medina Chapas,
Guatemala.

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